jueves, 26 de febrero de 2015

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Me levanto de la cama y camino por el oscuro pasillo de la casa, voy a la sala y observo a través de la ventana. Es una de esas noches en las que no puedo dormir, sea por exceso de energía o por problemas que no logro conciliar en mi mente retorcida. Una de esas noches sin descanso... Una de esas tantas noches...

Voy a la cocina, me sirvo un vaso de agua, bebo y vuelvo a la sala. Me siento en el sofá, que a esas horas de la madrugada esta a oscuras, como si fuera un reflejo a la realidad de lo que esta pasando en mi interior. Como si mi subconsciente se escapara a fuera con la ayuda de un reflector.


Entre muchas de las incógnitas que aparecen en forma de burbujas esta una que grita constantemente y que no me deja en paz, y que se hace mucho mas aguda cuando te observo mientras duermes. Una y otra vez me pregunto, ¿Cuánto cuesta tu perdón? ¿Cuanto tiempo me odiaras? ¿Cuanto tiempo mas recordaras mis fallas?


Me siento al borde de la cama y te miro fijamente junto con la luz del farol que alumbra cada noche las calles vacías, que se cuela entre los vidrios de la ventana del cuarto y deja entre ver tu cuerpo descansando. De alguna forma simpática a lo mejor y sientes que lo hago porque te mueves y cambias de posición a la par que dices algo que no se entiende. Sonrío a penas y luego con la seriedad devuelta en mi rostro vuelvo a las mismas preguntas que siempre están rondando, flotando en el aire.


Desde que me conoces sabes que no soy de pedir disculpas por mis acciones u opiniones ya que muchas de ellas tienen su razón de ser, pero en este caso no hay un LO SIENTO lo suficientemente fuerte para hacer pasar estos capítulos tan tristes y oscuros en los que me metí por cuenta propia.


Voy a la cocina, me sirvo vasos de agua y bebo unas cuantas veces mas. Voy a la sala y salgo al balcón, es una noche fresca sin Luna. Si tu perdón tuviera un precio lo pagaría, si se pudiera sobornar a tu memoria lo haría, si se pudiera ahogar a tu desprecio lo haría, no importa lo mucho que cueste aunque se que mis fallas te marcan como si fueran tatuajes.


Todos cometemos acciones que aparentemente son irracionales, que son mas bien proyecciones de nuestros miedos mas próximos. ¿Alguna vez podrás perdonarme? ¿Perdonar mi autoritarismo? ¿Mis desconsideraciones? ¿Mi insensibilidad? ¿Mi sadismo? ¿Mis abusos de poder? ¿Mis ausencias? Lo se y no hace falta que me lo digan, soy una persona terrible, soy una mala persona. No se ser persona, no se ser un humano. Un buen humano. No he podido serlo durante siglos.


Dejo la puerta del balcón abierta, me siento en el sofá de la sala y mis suspiros se hacen eco en la casa que a esas horas de la noche esta en tinieblas. El viento que entra a través del balcón pareciera que quisiera jugar conmigo copiandome, emulando mis suspiros como si fuera un espejo, tratando de animarme a seguir teniendo fe en lo improbable.


De forma perezosa el Sol comienza a teñir de rojo, rosa y naranja el horizonte, los primeros rayos de su rubio cabello comienzan a asomar y yo estornudo como siempre ante su luz. Voy a acostarme en la cama fingiendo haber dormido, suena la alarma y hago como que no lo escucho. Anteriormente era mi parte favorita del amanecer de cada mañana, porque lo apagabas y luego me abrazabas muy fuerte lo que me causaba cosquillas y reía sin parar, hoy día ya no lo haces, ni cariño, ni amor, ni besos. Ni el Sol es capaz de calentarte y se que me lo merezco por haber jugado con algo tan delicado como lo son tus sentimientos.


Te levantas, te preparas y te vas. Ya no te despides como antes. Me quedo mirando el cielo entre las cortinas de color verde y vuelvo a suspirar. Las ojeras de tanto pensar en las noches comienzan a marcarse y tu no lo sabes, y tu no lo notas, pero realmente me carcomo pensando en como lograr que vuelvas a quererme. 


Caliento un poco de agua para tomarme un te, desayuno y comienzo a dibujar y pintar los cuadros de los pedidos que me habían hecho, así es como gano un poco de dinero actualmente entre que mi licenciatura termina y mi defensa de tesis se acerca. Al terminar, vuelvo a la misma tarea, idear un plan infalible para recuperarte, para recuperar y revivir a la persona que eras, y yo se que es imposible, porque aquella vez fui yo quien te mato muy a sangre fría, muy a pesar de mi. Creo que era yo o uno de los que se me parecen.


Me preparo, y salgo a entregar personalmente el trabajo encargado, vuelvo a la casa y te espero con una taza de chocolate y galletitas servidas en un plato azul. Llegas, no saludas, te cambias y salimos a merendar en el balcón. No te das cuenta que sonrío entre lagrimas porque a pesar de que estas frente a mi, sin decírtelo, sin palabras de por medio que lo anuncien, simplemente te extraño mucho. Te extraño aun estando a tu lado, te extraño cuando me tomas de la mano, te extraño cuando cenamos y me ignoras, te extraño mientras canto canciones en el baño, te extraño cuando te duermes, te extraño cuando te levantas y te vas, te extraño cuando me levanto y me voy a mi casa, te extraño durante todo el día y para mi es sumamente difícil y doloroso vivir teniéndote tan cerca pero cargando con ese cambio tan poderoso encima contra lo que me es difícil luchar, por que a la vez te aleja, porque a la vez te mantiene lejos. Se que es duro lidiar conmigo y quieres tirar la toalla todo el tiempo, pero pese a que te extraño un montón, yo decido quedarme a tu lado y el único impedimento ante eso seria que tu ya no quieras quedarte, que tu ya no me quieras cerca para poder protegerte de mi oscuridad, de mis garras, quisiera que te quedaras, al menos por mi, al menos por lastima, por piedad, por pena ante mi triste existencia.


Es cierto, todo es mi culpa, tal vez debería de haberte cuidado mejor. En este mismo momento lo estoy haciendo, ahora mismo sigo haciendo lo mismo, pensando una y mil formas de hacer que me veas como antes, con los mismos ojos con los que eras capaz de llorar por mi.


Se que es difícil, pero para tu desgracia, todo lo que supone un reto me entusiasma y nada de lo que haga me logra satisfacer, el perfeccionismo es terrible porque siempre deja una sensación de vacío. No voy a rendirme porque no me gusta perder, ni hoy, ni mañana, ni la siguiente semana. Me encargare de juntar todos tus deseos, como estrellas en un costal y tratare de que se vuelvan realidad, usare tus lagrimas y tus rabias de abono para que estas puedan prosperar, para que tus sueños logren florecer. Aunque eso signifique que el mundo en si deba comenzar desde cero, sin mi interferencia eléctrica y ruidosa en su interior, pienso seguir adelante para que de esa forma puedas alcanzar tu felicidad completa que por cierto se ha vuelto una de mis tantas metas, si fracaso nunca me lo perdonare, nunca me daré por vencido...