Aparecí un día frío de mayo entre vientos frescos y gotas de llovizna, ya sabes que me encantan las entradas dramáticas y en cámara lenta. Llevaba puesto unos jeans azules, una polera verde, zapatos marrones y mi cabello alborotado como de costumbre. Sabias que existía pero nunca me habías visto en persona, me odiabas lo sé, lo sigues haciendo, tal vez...
Dijiste que jamas habías visto a alguien como yo, que resaltaba sin que fuera mi intención, que brillaba entre el caos y la decadencia de esta ciudad pero que sin embargo había algo demasiado familiar, algo que te hacia entrar en confianza rápidamente como si me conocieras de otro lugar.
Aparecí entre hojas que se mecían y pétalos de un viejo Tajy rosa anunciando con mi llegada según algunos, una serie de capítulos movidos, con ruido y tranquilidad a la vez, una serie de cambios radicales, un desastre según otros, por mi parte al menos solo diversión, deseos, sueños, esperanza, colores y sabores, ya sabes que la felicidad es muy importante.
Dijiste que era como un terremoto, como electricidad, como una chispa que conspiraba veinticuatro horas al día y que no podías confiar completamente en mi, pero sin embargo al mirar mis ojos con forma de estrellas no podías evitarlo, y algo me hacia tener la seguridad de que si te daba la espalda podría tener la certeza de que seguirías estando allí, para mi.
Y así como aparecí, un día de otoño simplemente me esfume. Creo que fue por un deseo mio pedido al cielo, mientras estaba tendido ante aquel gigantesco universo alguna de las tantas estrellas fugaces que acostumbro ver decidió hacer caso a mi pedido.
La gente acostumbra a quejarse tanto, solo porque puede hacerlo ya que quejarse es gratis y tan cómodo. Callaba y sonreía cada vez que me echaban la culpa por aquellos dramas que no me pertenecían, que no había ocasionado o creado, al menos no la mayoría de los que admito, si me divirtieron, cuando lo cierto es que el desastre ya estaba instaurado en sus vidas rotas y distorsionadas desde hacía mucho tiempo antes de que existiera. Cómo se supone que deba lidiar con tanta oscuridad ajena, con tanto odio que las persigue en forma de animales salvajes y ojos negros, cómo se supone que pueda estar cómodo sabiendo que no puedo hacer nada por ellos mas que esperar que sus mentes no se quiebren mas y puedan en un futuro vivir una vida que merecen, una de puras vacaciones, una de jubilados, una vida sin pesadillas que los hagan despertarse en plena noche y que al día siguiente los tengan con tanta tristeza y desolación. Se supone que pelear contra la pesadilla de otros no es divertido, intentar proteger muchas veces es desgastante, y lo hice ya que no lo pude evitar.
Aparecí pensando que tal vez podía retroceder el tiempo en tu mente, recuperar a esa persona que aparecía en las fotos fiesteras y poder ver ante mi permanentemente aquella sonrisa que por momentos compartías conmigo, me refiero a la que es sincera no a la que usas actualmente. Los que te rodean me hicieron prometer un montón de cosas que acepte como retos personales sin tener en cuenta de que las personas cambian y que lo que eras hace 9 años simplemente ya no existe en la actualidad. Creo que no puedo cumplir con las cosas prometidas, al menos no con la mitad de ellas y espero que mas adelante no me lo reclamen.
Se supone que tengo varios nombres, y que cada ser en este mundo me pone uno nuevo cada minuto. Siempre se siente extraño sentir cuando rondo tus pensamientos, se siente raro sentirte, sentirlos, saber. Te hablaría sobre los sueños que tuve antes de que aquel otoño llegara, antes de que todos estos sucesos acontecieran, antes de que por primera vez apareciera con aquella sombrilla azul entre nervios y una cálida risa característica, pero realmente no vale la pena, por eso siempre callé. Pacientemente espero entre tazas de té frutales, solo quiero volverme lo suficientemente fuerte y bueno. Lo suficiente como para afrontar mi futuro, ese que hace años parecía muy lejano y que sin embargo esta allí, a la vista y cada vez mas cerca...
